Santo Rosario: Misterios Luminosos

Catedral de Escuintla
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Santo Rosario: Misterios Luminosos
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Los Misterios Luminosos los rezamos los Jueves

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo, Amén.

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Primer Misterio Luminoso. El Bautismo de Jesús.

Entonces Jesús fue de Galilea al Jordán para que Juan lo bautizara. Pero Juan quería impedirlo, diciendo: “Soy yo el que necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?” Jesús le respondió: “¡Déjame ahora, pues conviene que se cumpla así toda justicia!” Entonces Juan accedió a ello. Una vez bautizado, Jesús salió del agua; y en esto los cielos se abrieron y vio al Espíritu de Dios descender en forma de paloma y posarse sobre él. Y se oyó una voz del cielo: “Éste es mi hijo amado, mi predilecto”. (Mt 3,13-17)

El bautismo de Jesús.- Jesús entra en las aguas del Jordán donde es bautizado por Juan, y se oye la voz del Padre que lo declara su Hijo amado mientras el Espíritu Santo desciende sobre Él.

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

Segundo Misterio Luminoso. Las Bodas de Caná.

Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea, en la que estaba la madre de Jesús. Invitaron también a la boda a Jesús y a sus discípulos. Se terminó el vino, y la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le contestó: “¿A ti y a mí qué, mujer? Mi hora todavía no ha llegado”. Su madre dijo a los sirvientes: “Haced lo que él os diga”. Había allí seis tinajas de piedra de unos cien litros cada una para los ritos de purificación de los judíos. Jesús les dijo: “Llenad de agua las tinajas”. Y las llenaron hasta arriba. Añadió: “Sacad ahora y llevádselo al maestresala”.

Y se lo llevaron. Tan pronto como el maestresala probó el agua convertida en vino (sin saber de dónde era, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), llamó al novio y le dijo: “Todos sirven primero el vino mejor; y cuando se ha bebido en abundancia, el peor. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora”. Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus milagros, manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. (Jn 2,1-11)

El milagro de las bodas de Caná.- Gracias a la intervención de la Virgen María, Jesús reafirma la fe de sus discípulos al hacer su primer milagro en público, convirtiendo el agua en vino.

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

Tercer Misterio Luminoso. El Anuncio del Reino de Dios.

Después de ser Juan encarcelado, Jesús fue a Galilea a predicar el evangelio de Dios; y decía: “Se ha cumplido el tiempo y el reino de Dios está cerca. Arrepentíos y creed en el evangelio”. (Mc 1,14-15)

El anuncio del Reino de Dios.- Jesús llama a la conversión de los hombres, perdonando sus pecados y proclamando la venida del Reino de Dios.

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

Cuarto Misterio Luminoso. La Transfiguración.

Unos ocho días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y Santiago y los llevó al monte a orar. Mientras él oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente. Dos hombres, de improviso, se pusieron a hablar con él. Eran Moisés y Elías, que aparecieron con un resplandor glorioso y hablaban con él de su muerte, que iba a tener lugar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero lograron mantenerse despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Cuando éstos se alejaban de Jesús, Pedro dijo: “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. No sabía lo que decía. Mientras él estaba diciendo esto, vino una nube y los cubrió. Al entrar en la nube, los discípulos se asustaron. Y una voz desde la nube dijo: “Éste es mi hijo, el elegido, escuchadlo”. (Lc 9,28-35)

La transfiguración de Jesús.- Dios Padre exhorta a los discípulos a que escuchen a su Hijo mientras su gloria resplandece en el rostro de Jesús.

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

Quinto Misterio Luminoso. La Institución de la Eucaristía.

Durante la cena Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo: “Tomad, esto es mi cuerpo”. Después tomó un cáliz, dio gracias, se lo pasó a ellos y bebieron de él todos. Y les dijo: “Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por todos”. (Mc 14,22-24)

La institución de la Eucaristía.- Bajo la apariencia de pan y vino, Jesús ofrece su cuerpo y su sangre para la redención de la humanidad, ofreciéndose en sacrificio para la salvación de todos.

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.

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En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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